domingo, 16 de agosto de 2009

El gran monstruo de tela

Tembloroso por una creciente y devastadora tristeza, agarra el sucio trapo deshilachado: por un momento le recuerda a un animal moribundo, y en un ímpetu totalmente descontrolado, lo estira torpemente. Haciendo pinza con los pulgares e índices desliza imperativamente, pero de forma erótica, la base abierta sobre el empeine para que los dedillos se distribuyan fraternalmente en el espacio que ofrece la cálida cueva. Desplaza sus brazos hacia atrás para ganarle la guerra al talón, que choca agresivamente contra la tela; obliga a los pulgares a recogerlo con una infantil tiranía. Siente, entonces, cómo el aire se cuela por un deshilvanado del trapo y acaricia, miedoso, la piel endurecida de uno de sus dedos. Norman ve en este pequeño acto cotidiano una clara analogía de su vida.

2 comentarios:

  1. Amiga o amigo “He existido….”,

    De una forma casual he entrado en tu blog y me lo volveré a mirar con más paciencia, porque ahora tengo cosas algo urgentes que hacer. Me parece un blog muy interesante y culto, con un sentido y comprensión profunda de la Literatura. Creo que es un espacio muy adecuado para aumentar, o iniciar, los conocimientos de Literatura.

    Echo a faltar un fondo musical y algunas imágenes que le den colorido al blog, para que no parezca excesivamente académico. También me gustaría saber algo sobre quién eres, por ejemplo, cómo te llamas. Es una forma adecuada para poder dirigirme a ti con propiedad en sucesivos comentarios.

    Ahora mismo no sé cómo despedirme, si tratarte de tú o de Vd., si enviarte un beso o sólo un apretón de manos.

    De cualquier forma, que tengas un buen verano.

    Antonio
    (Don Antonio cuando hablo “ex cátedra”)

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  2. Buenas tardes mi querida e intelectual prima.
    Acabo de llegar aquí, a tu blog, y prepárate porque pienso visitarlo frequentemente y, si no está de más, escribir algún que otro comentario imprescindible.
    Intentaré leer (y entender) lo máximo posible, viniendo de ti todo merece la pena.
    Un beso a la chica de lentes redondas.

    Marina.

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